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  • El secreto mejor guardado de los directivos que motivan.

    No “juegan con la gente”.

    “Jugar con la gente” engloba todo aquello que hace -o no hace- el personal directivo de la empresa con sus empleados, cuyo denominador común es no asumir en su totalidad la indeclinable categoría de ser humano que cualquier empleado tiene. Es tratar a las personas como semipersonas. Es creer que los empleados están allí para satisfacer los caprichos del jefe, tolerar sus irracionalidades o conductas infantiles, y encajar sus arranques de ira.

    Muy a menudo hay que buscar la raíz de la baja efectividad del empleado en unas relaciones jefe-subordinado que a lo mejor encubren la tiranía, el temor y la mezquindad -una manera corriente de “jugar con la gente”-.

    Entre jefe y subordinado no es extraño que broten con facilidad diversos problemas personales cuyo origen puede ir desde la desconfianza mutua, hasta la ambición por una cuota de poder cada vez mayor, o el deseo de una más elevada retribución. Sin embargo Robert Baron mostró en los resultados de una investigación llevada a cabo entre más de cien directivos y subordinados, que la reprimenda mal realizada es una de las principales causas de conflicto en el trabajo.

    Daniel Goleman nos explica por su parte que la crítica mordaz, ambigua, desconsiderada y con un fuerte contenido acusador de reales o imaginarias carencias personales, ofende, pone a la defensiva, y coarta el espíritu de colaboración del que la recibe. En no pocas ocasiones se observa como este tipo de crítica enturbia severamente la relación entre dos personas, y cuando va dirigida del jefe al empleado, compromete la posibilidad de una mutua cooperación, y deja profundamente confundido e inoperante al subordinado, quien pierde así efectividad en todo cuanto hace.

    Pocos directivos reconocerán que a veces llaman la atención sobre los fallos de sus colaboradores de manera impropia. Y sin embargo la mayoría de ellos lo hacen antes o después, quizás simplemente porque piensan que están “demasiado atareados” para entretenerse en situarse “en la piel” de sus subordinados. Esto desencadena un desgraciado proceso en el que todos podemos entrar inadvertidamente -incluso en otros terrenos de la vida-, y que funciona del siguiente modo:

    Puesto que estamos “muy ocupados”, no tenemos nunca tiempo de dialogar con nuestros subordinados, hagan las cosas bien o mal. La relación con ellos se transforma en un mero trámite; el tu a tu se disuelve. Poco a poco nos distanciamos del empleado y nuestra interacción con él se despersonaliza.

    Así las cosas y dado que nadie es perfecto, el directivo no se percata de que los fallos del subordinado se van sumando con el tiempo de un modo acumulativo en su propia cabeza, aumentando la presión por expresar su frustración cada vez con más fuerza… Sin embargo como “no tiene tiempo” no la expresa; y así cuando lo hace, explota más que avisa y recrimina, y su discurso adquiere una virulencia completamente desproporcionada con los hechos que cuestiona.

    El efecto de reconvenir de esta forma, es más negativo cuanto más se tarda en decirle al empleado lo que se opina de sus errores. ¿Es posible que evitemos este tipo de reprimenda destructiva y desalentadora, y cuyos únicos amargos frutos son fomentar la ira y la impotencia del subordinado?

    Un buen directivo nunca olvida que la ley número uno en motivación de equipos de trabajo es: no hagas nada que desmotive a tu gente.

    Pues… ¿Hay algo que te desmotive más que el jefe “juegue” contigo?

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  • Las 5 mejores inversiones que puedes hacer en tu carrera

    Te las comento en seguida. Pero antes vamos a hacer un poco de análisis introspectivo. Tal vez descubras cosas interesantes sobre el estado de situación de tu vida profesional. A continuación te planteo 10 preguntas relativas a tu evolución a lo largo de los últimos doce meses. Intenta contestarlas con la mayor honestidad posible con un simple SI o NO, según tu opinión gravite más hacia lo uno o hacia lo otro. Allá vamos.

    1. ¿Eres un mejor profesional?
    2. ¿Has ayudado a otros a avanzar? ¿Eres un mejor líder?
    3. ¿Has aumentado tu capacidad de influir? ¿has hecho avanzar tu organización?
    4. ¿Has mejorado en habilidades y actitud?
    5. Tus relaciones profesionales: ¿han aumentado el beneficio de la empresa?
    6. ¿Ha cambiado tu perspectiva sobre lo que deberías hacer para vivir?
    7. ¿Se ha ‘descubierto’ en tu sector de actividad tu peculiar talento?
    8. ¿Se te ha pedido que des una conferencia o que escribas en un blog?
    9. ¿Has mejorado tu ‘marca’ personal?
    10. ¿Estás ganando más dinero? ¿Sientes que estás avanzando?

    Si has contestado con un SI a ocho o más preguntas, estás en un buen momento y tu próximo año será un gran año. Si no es el caso, aquí están algunas cosas en las que podrías invertir a lo largo de los próximos doce meses:

    1. Relaciónate con menos gente pero más influyente…
    …gente que te ayude a ver tu carrera desde una mejor perspectiva. Hay personas que te pueden ayudar a ahorrar tiempo, dinero y frustraciones. Concéntrate en estas. En bolsa, una acción barata puede subir de precio. Con las personas no es así.

    2. Mejora tu habilidad para comunicar y negociar.
    Seguramente son las dos habilidades más importantes en tu carrera… más en nuestros días de desconfianza generalizada entre las personas.

    3. Genera valor en tus relaciones.
    Ser emprendedor no es una palabra: es un modo de vida. Tampoco hace falta ser emprendedor para emprender cosas: se trata de generar valor, en los recursos que aportan las verdaderas relaciones.

    4. Trata de tener un papel más activo en el sector profesional en que te mueves.
    Si quieres avanzar en tu carrera, tienes que ‘devolverle’ algo al sector en el que estás inmerso. Hay que preguntarse: ¿qué significo dentro del sector en que se mueve mi empresa? ¿Se te conoce por la empresa en la que estás o por lo que tú aportas dentro del sector? Contribuye y deja tu legado… porque esto ayuda a avanzar en la propia trayectoria profesional. Trata de aprender de lo que hicieron los líderes del sector en el pasado.

    5. Evalúa mensualmente tu inversión y tu progreso.
    Escribe tus objetivos profesionales y los pasos a dar para lograrlos, y luego evalúa y corrige mensualmente. La opinión de los demás es importante. Pero con el tiempo hay que aprender a evaluarse uno mismo… y si crees que te falta autodisciplina, contrata un coach. Es mejor seguir las propias pasiones que enfocar la atención en lo que los demás quieren que uno sea.

    ¿En qué estás “invirtiendo” hoy?

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  • Tu empleo (o falta de)… ¿puede matarte?

    En 1998 Richard Sennett puso de manifiesto -en su interesante libro “La Corrosión del Carácter”-, la íntima correlación entre la evolución de la personalidad y la ocupación laboral del individuo. Más recientemente Howard Friedman, en su conocido estudio The Longevity Project, resalta que hay trabajos extremadamente estresantes y sin potencial de promoción, regentados por jefes despiadados que abusan de las personas, y que son un caldo de cultivo

    singular para que los trabajadores traten de evadirse con drogas y alcohol. Todo ello es desde luego nocivo, y conduce en estos colectivos a un claro incremento del índice de mortalidad, en edades en que no parece justificarse. La conclusión es ahora, que hay patrones definidos entre lo que hacemos en nuestra vida laboral y la calidad y extensión de nuestras vidas.

    Algunas cosas parecen claras:

    - Las personas responsables viven más tiempo. Probablemente se cuidan más. Las personas persistentes y con una actitud positiva y que consiguen cosas en su vida laboral, es más factible que tengan una vida más larga y saludable.

    - Retirarse a un paraíso tropical no es buena idea si se quieren vivir muchos años. La investigación sugiere que sin compromisos laborales uno puede morir antes.

    - Quienes viven más tiempo tienen trabajos de cierta importancia y significación, y son especialmente productivos/as. Ponerse objetivos retadores parece ser un factor importante para vivir más años y en mejores condiciones.

    - ¿Es que entonces nunca hay que jubilarse? Jubilarse es una buena idea… siempre que –al parecer- se tenga un plan de acción para mantenerse productivo en alguna otra área de la vida. Quizás se trate de iniciar una nueva carrera como voluntario, o de plantearse un retiro lleno de actividades y aficiones que te apasionen, en las que puedas aportar algo o conseguir resultados que te hagan sentirte realizado.

    A muchas personas les parece que la edad de jubilarse les pilla tan lejos, que no creen que merezca la pena plantearse qué hacer, en esta particular estación de la vida –llena como todas de sorpresas y aventuras-. Habida cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, ir visualizando como afrontarla puede obrar milagros en nuestra salud y longevidad.

    ¿Qué piensas hacer cuando llegue tu momento de jubilarte?

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  • Competencias más buscadas en selección de personal

    En una entrevista de selección de personal, parece que se verifican con más frecuencia ciertas competencias básicas que en general, son las preferidas por los reclutadores. Ello es debido a que son necesarias para desempeñarse con efectividad, en un amplio espectro de funciones dentro de una organización. Como es sabido, una competencia es un conocimiento, habilidad o conducta, o una combinación de todo ello.

    Obviamente, a lo mejor alguna de las competencias que se citan a continuación, no será aplicable al caso concreto que te ocupa en este momento, ya sea como entrevistador o como entrevistado.

    ¿Falta alguna competencia importante?

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