“¡Su lugar de trabajo será su casa!”
¿Hasta qué punto es razonable que nuestros empleados trabajen desde su casa? Unos quieren y otros no. Pero… ¿le interesa a la empresa?
Hay varios factores a considerar. Uno de ellos es por supuesto el tipo de trabajo que conlleva. Por definición, un vendedor trabaja fuera de la oficina, y no hay mucho que decidir ahí. Otra cosa es un servicio de atención al cliente. En ocasiones puede hacerse desde casa, si bien depende del grado de control directo que la empresa quiera tener sobre esta actividad.
Si el empleado necesita ser fácilmente localizado por los clientes, quizás es mejor que se quede en la oficina; pero si puede trabajar con autonomía la mayor parte del tiempo, cualifica para trabajar desde casa. Si el empleado ha de gestionar un equipo de personas o llevar a cabo muchas tareas como miembro de un equipo, ha de estar en la oficina; pero si hace un trabajo que requiere mucha concentración, tal vez sea mejor que lo haga desde su casa.
La decisión también depende por supuesto de lo que sea posible negociar con el equipo de trabajo. Permitir que algunos miembros del mismo trabajen desde casa y otros no, puede levantar ampollas. Sabida es la pérdida de prestigio que supone para la dirección el agravio comparativo.
Si alguien viene y te pide que quiere trabajar desde casa, lo primero en lo que hay que pensar es en las singularidades de la organización. Algunas se han pasado años favoreciendo el “presentismo” (patología por la que se premia al calientasillas inveterado y se castiga al que cumple el horario de manera estricta tanto si aporta resultados como si no). Para esta clase de empresa la evolución hacia el teletrabajo tendrá que ser lenta. Sin embargo es más importante la cultura del departamento en cuestión que la de la organización: siempre se verá –vamos a suponer- más lógico, tener tele trabajadores en un departamento de ventas que en el de administración.
La clave es no obstante –como siempre que hablamos de asuntos que atañen a las personas- el conocimiento de los individuos implicados. Si el empleado es fiable y orientado a objetivos, probablemente será un buen tele trabajador. Si es de los que se ‘columpian’ un poco, o se muestran a veces algo imprevisibles, cuidado: no lo tiente con el teletrabajo.
Valorar todo esto puede ayudar a decidir si teletrabajo SI, o NO. Pero tanto si se decide por un camino o por el otro, vale la pena recordar que los expertos suelen aconsejar que se tele trabaje un máximo de tres días a la semana para no alterar tanto las rutinas, y no desvincularse del todo del ambiente laboral.
En datos de 2011, en España el teletrabajo todavía representa aproximadamente al 8% de los empleados, frente al 15% de EE UU o el 17% de países nórdicos como Finlandia. Sin embargo lo que cabe esperar es que para la generación Facebook, que está trabajando continuamente con la tecnología y que valora más la vida personal que sus antecesores, el telecommuting va a ser parte de su forma natural de trabajar.
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Muy buen artículo.
¡Muy amable Bertha! ¡Celebro que te ha gustado!