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La banca del futuro: consecuencias para sus empleados de hoy

¿Cómo será la banca en 2020?

En España, los empleados que trabajan en banca han pasado de 278.301 a 208.291 entre 2008 y 2014: una disminución de 70.010 trabajadores, es decir un 25% menos de plantilla en el sector. Es cierto que una buena parte de esta tendencia se debe a la crisis económico-financiera que sufre el país, a partir del detonante que fue el anuncio de quiebra y liquidación de Lehman Brothers, el 15 de Setiembre de 2008. Sin embargo cabe preguntarse: ¿Es ésta la causa más importante de esta extraordinaria evolución del sistema bancario español?

Quienes miran al futuro (ie. Philip Ryan, JJ Hornblass et al.) ven 9 tendencias que no tienen nada que ver con la crisis, y que pueden cambiar radicalmente la manera de hacer banca a nivel mundial:

  1. Mayor  competencia, proveniente de nuevos contendientes no tradicionales. Algunos de ellos serán grandes empresas de alta tecnología que empezarán haciendo banca ‘digital’ para crearse un nicho para sí mismas.
  2. La gran banca perderá gradualmente clientes, a medida que estos encuentren soluciones a sus problemas financieros con multitud de proveedores.  Dichos proveedores aparecerán como resultado del crecimiento en Internet, de ecosistemas abiertos e integrados con diversas soluciones financieras fuera de la banca clásica, combinando plataformas low-cost para satisfacer las necesidades específicas del gran público -con agilidad y a buen precio.
  3. En banca se hará uso de métodos de análisis más sofisticados, para ofrecer experiencias personalizadas. Deberíamos ver una mayor adopción de modelos API (Application Programming Interface), para generar nuevas e interesantes maneras de mejorar el servicio y la fidelidad de los usuarios a las nuevas plataformas digitales.
  4. Los sistemas digitales como Blockchain, Ripple y Etereum serán lugar común, ya que la masificación de las transacciones dinerarias en el ciberespacio precisará  de evolucionados sistemas de gestión de la “confianza” entre las partes.
  5. Como consecuencia, los bancos que no reaccionen no podrán competir con los “nuevos”, que serán más pequeños y con un menor número de empleados.
  6. Los líderes del futuro serán más que nunca, los impulsados por las necesidades del cliente, y no por las necesidades del propio banco.
  7. Los grandes bancos que consigan sobrevivir, lo harán vía innovación propia, o comprando soluciones en el nuevo mercado. Dichos bancos serán agregadores de funcionalidades proporcionadas por startups, pero se mantendrán cerca del cliente y se hallarán protegidos por los reguladores. Los grandes bancos tradicionales que no se adscriban pronto a estas nuevas corrientes que ya se adivinan, fracasarán.
  8. Seguirá siendo importante la función de “asesores de confianza”. Muchas de las cosas del día a día que se hacen con un banco se harán por teléfono móvil.  Pero las consultas cara a cara sobre ciertas necesidades seguirán siendo la norma para los productos más complejos. La gente, a pesar de su amor por la tecnología, todavía tiene necesidad de discutir con alguien de su confianza cuando se trata de sus finanzas.
  9. Es difícil saber la velocidad que llevará todo este proceso en los próximos años; pero parece que “fuera” de los bancos tradicionales las cosas van muy deprisa… mientras que “dentro” de dichos bancos la innovación es algo de lo que se habla mucho, pero de lo que se hace poco… Si esto es verdad, no auguraría nada bueno para la supervivencia de muchos de los bancos tal como los conocemos hoy…           
Lo antedicho sugiere que de aquí a cinco años el número y perfil de los empleados de banca serán muy distintos de los actuales. Por un lado, el sector tal como lo conocemos hoy quedará desdibujado: coexistirán antiguos y nuevos concurrentes, tal vez jugando un papel diferente unos y otros. Y por otro lado, el conjunto de productos y servicios que se ofertará al cliente, será más sofisticado y más barato. Ello pondrá una gran tensión en el coste de intermediación… es decir en la productividad del empleado. El uso intensivo de la tecnología sugiere que habrá menos empleados, pero más especializados ya sea en la creación y gestión de nuevos métodos de hacer banca, como en la habilidad de asesorar y fidelizar al cliente. Es decir: se augura que habrá menos empleados, pero más especializados y más capacitados…

 

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