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Cómo son los pioneros de la nueva frontera en los negocios. (¿Te estás preparando?)

Estamos en un momento caótico. Todo va muy deprisa… y nadie sabe hacia dónde vamos. Y este hecho, condiciona el mundo de los negocios… y por tanto el del empleo. ¿Qué significa “estar preparado”, hoy? A título individual u organizacional: ¿Cómo sobrevivir… o quizás incluso llegar a “tener éxito”?

La Generación Flujo

Actualmente está apareciendo una generación –que Robert Safian ha dado en llamar la “generación flujo”- que parece personificar un modelo de ‘trabajador’ diferente del tradicional, y que aparentemente será el predominante en el futuro. Y sin embargo, no hay nada seguro: la disrupción caótica está por doquier; no solamente en el mundo de las tecnologías de la información. Nuestras instituciones han caducado, porque fueron pensadas para la era industrial, en que la eficiencia era más importante que la adaptabilidad.  Las reglas de juego están siendo cada día cuestionadas. Todo lo que parece firme es vulnerable. Veamos un ejemplo.

Jorge es un GF (miembro de la Generación Flujo). Ha trabajado en el mundo académico, en el gobierno, en grandes empresas y en startups. Ha sido técnico, empresario, profesor y diplomático. Es todo esto, y nada de todo esto. Pero no le preocupa: dice que siempre encontrará alguna cosa interesante que hacer.

Sobrevivir y progresar en este clima, requiere una nueva manera de funcionar. Es la de la Generación Flujo. Esta generación, independientemente de su edad cronológica, tiene una actitud mental que abraza la inestabilidad, que tolera y hasta disfruta rehaciendo constantemente sus carreras, sus negocios… y sus puntos de vista. Esto no es fácil, porque no nos han enseñado –ni estamos enseñando a la juventud- lo que más se necesita hoy: la habilidad de adquirir nuevas habilidades. Nos han inducido a esperar una vida ordenada; y ahora, esperar seguridad y estabilidad es una trampa. Necesitamos aprender a gestionar la incertidumbre, la ambigüedad… Gestionar sin ni tan siquiera saber, qué es lo que haría falta saber. No es necesario que el nuevo trabajador sea útil para todo: lo importante es tener la mente abierta.

Lo que parece que hay que hacer

Otro ejemplo interesante es el de Kim, una chica de 36 años que acaba de dar una conferencia sobre el futuro de la telefonía móvil en un hotel de Glasgow. Técnicamente no está en el sector, ni es informática ni profesora universitaria. Pero trabaja para la Unión Europea en temas de innovación. ¿Por qué? Es un caso típico de la GF. Kim empezó en una escuela de filmación. Hizo dos documentales sobre países exóticos y esto la llevó a trabajar en la edición de vídeos para Médicos sin Fronteras. Puesto que las herramientas para hacer su trabajo cambiaban continuamente, decidió aprender a programar ordenadores. Esto la llevó al mundo de la publicidad, donde empezó haciendo campañas digitales para grandes organizaciones, y acabó creando su propia agencia publicitaria. En el transcurso de esta etapa se graduó en una prestigiosa escuela de diseño, impartió clases en la universidad y fundó una organización sin ánimo de lucro, de ayuda para Madagascar. Kim se define a sí misma como “una colección de muchas cosas”. La clave es que la variedad de sus experiencias, y su pasión por las experiencias nuevas, hace que se encuentre preparada para el futuro, sea este lo que sea.

Tanto Jorge como Kim son personajes imaginarios; pero se parecen mucho a los que investiga Robert Safian para su reportaje. Una característica esencial de la GF es su orientación hacia el futuro. En un entorno ambiguo hacer lo mismo que hacías en el pasado te hace vulnerable. Y sin embargo, ante la incertidumbre nos hacemos instintivamente conservadores. En un mundo muy fluido, lo que funciona en un sitio no necesariamente funciona en otro sitio; y si llegara a funcionar, no será por mucho tiempo. Si Steve Jobs y otros en el mundo de las tecnologías de la información han tenido éxito, ha sido porque han estado constantemente poniendo en cuestión sus propios logros anteriores. Y sin embargo, el hecho de que una táctica específica funcionara para Apple no quiere decir que va a funcionarte a ti.

Pero si lo prioritario es ser adaptable, flexible y estar preparado para cualquier cambio de la economía, ¿No puede, este constante cambio, arrastrarnos finalmente al desastre? Para evitarlo, parece que en este mundo de constantes flujos y reflujos es más importante que nunca tener muy clara nuestra misión (personal y/o organizacional). Entendemos aquí por misión el propósito fundamental de nuestras actuaciones. Responde a la pregunta básica: ¿para qué existe nuestro negocio? ¿Cuál es la finalidad de nuestras actuaciones?

El caos no debería asustarnos. Aunque parece una frase hecha, lo cierto es que  presenta grandes oportunidades a quien esté dispuesto a “abrazar” el cambio. No es la primera vez que ocurre: pasar de la agricultura a la industria fue igual de traumático. Y del cúmulo de incertidumbres que emergieron nació una época de extraordinario progreso… nunca visto antes por la humanidad.

Para crecer tenemos que estar abiertos. Charles Darwin nos anticipó lo que tenemos que hacer: “No es el más fuerte el que sobrevive; tampoco el más inteligente. Quien sale adelante es el más adaptable al cambio”. Hay una cosa clara: los próximos veinticinco  años se caracterizarán por la fluidez, mucho más que por cualquier modelo mental preestablecido. Si habrá algún patrón, este es que no habrá ningún patrón. Estamos sumidos en el caos.



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