Cambiar de hábitos: la desconocida clave para lograrlo
Cambiar de hábitos es difícil. Nadie puede negarlo. Se necesita trabajar activamente, hacerlo de manera persistente, y enfocar la atención frecuentemente en la cuestión.
Todos hemos conocido a personas con hábitos específicos que nos gustaría adquirir. Personas que no fuman, que comen frugalmente, que hacen deporte regularmente, que exhiben una estudiada serenidad…. Pensamos que quizás con esta “admiración” de los hábitos de los demás, bastará para que algo milagroso ocurra en nosotros. Pero no. Sin embargo por suerte, hay una manera muy efectiva de cambiar un hábito.
La pregunta que todos nos hacemos antes o después es: “¿cómo lograr adquirir y fijar un nuevo y mejor hábito a mi acervo de conductas, en sustitución de otro que no me gusta?”.
La respuesta es simple, …que no es lo mismo que trivial. Nos la da Charles Duhigg después de muchos años de investigación, en su libro The Power of Habit.
Según él, los adultos crean sus hábitos vía un método extraordinariamente simple: el bucle del hábito, que consta de tres estadios: detonante, rutina y recompensa.
La rutina, es lo que hacemos después que aparece el detonante. Observas, por ejemplo, un paquete de cigarrillos –detonante-, e inmediatamente sientes ganas de fumar –a nivel subconsciente-. A fin de alcanzar la recompensa (la satisfacción de la necesidad de fumar), el cerebro te empuja a través de la rutina, hasta que alcanzas la recompensa. La recompensa que finalmente alcanzas, desactiva la rutina.
¿Cómo sustituir hábitos entonces? Lo primero que hay que hacer es tomar conciencia de lo que ocurre en nosotros a nivel subconsciente en los estadios detonante y rutina. Duhigg sugería a sus investigados que llevaran siempre encima un tarjetón y un bolígrafo, en que trazar una cruz en cada ocasión en que se encontraban sumidos en el bucle del hábito particular que querían cambiar.
Después de unas semanas el tarjetón estaba lleno de cruces, pero ahora el investigado era plenamente consciente de los momentos en que aparecían detonantes, y sabía por tanto exactamente, cuando tendría ganas de fumar (pongamos por caso).
A continuación Duhigg proponía cambiar ligeramente el bucle, en concreto en el estadio rutina. Ahora el investigado tenía que trazar un pequeño guión así “-“, sobre el papel, después de cada anotación (es decir después que el detonante sumía al investigado en el estadio rutina). Este guión simbolizaba que estaba luchando contra el detonante con eficacia, porque cuando emergía la necesidad de fumar, finalmente no fumaba. De este modo sustituía la satisfacción que le proporcionaba fumar, por la satisfacción de hacer constar en el papel que había logrado no hacerlo, a pesar de la aparición del detonante.
Después de un tiempo adicional actuando de esta forma, el investigado ya no necesitaba fumar. El detonante se presentaba periódicamente, pero la recompensa había cambiado.
Este método ha sido probado con éxito en el cambio de muchas clases de hábitos. Hay quien ha logrado realizar cambios importantes de personalidad en sí mismo, mediante este sencillo procedimiento.
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