¿Quieres dejar tu empleo? Porqué no, si tienes buenas razones…
Cuando el despido se pagaba a 45 días por año trabajado, o más, Lisandro consiguió que lo despidieran con una muy suculenta indemnización. De esto hace ya tres años… y hoy se cuestiona si marcharse (y hacerlo enfadado y abruptamente) fue una buena decisión, a pesar del descenso en importe que han tenido por ley, las indemnizaciones por despido… Lisandro tendría hoy un empleo en una empresa sólida… en lugar de contemplar con angustia como van disminuyendo sus ahorros, desde el desempleo y ya sin prestación. Si a este estado de cosas le sumas que Lisandro anda metido en un costoso divorcio, y que sus tres hijos están en edad de gastar, su situación no tiene nada que envidiar.
Uno puede tener muchas razones para abandonar un empleo. Pero la clave es tener una visión clara de cuáles son las circunstancias en que se toma esta decisión. Y por supuesto, hay que tener la seguridad absoluta de que esto es lo que se “desea”. A menos que tengas otra ocupación con cara y ojos, irte sólo porque odias el empleo que tienes puede no ser una buena idea.
1. Si odias tu empleo, lo primero es que no se sepa. Y a partir de aquí, habría que considerar:
- SI llegas a marcharte, el ideal es hacerlo sin quemar las naves.
- Verificar todas tus posibles opciones para dejar de odiar tu empleo.
- Recordar que es más fácil conseguir un empleo desde un empleo que desde el desempleo.
- Trabajar para el futuro: actualízate en las redes sociales, pon al día tu CV y trabaja tu red personal de contactos.
- Con silencio y discreción, buscar otro empleo.
2. Una circunstancia que facilita la decisión de dejar un empleo es, por supuesto, aceptar la posibilidad de tener un empleo a tiempo completo, versus mi actual empleo a tiempo parcial. Sin embargo incluso ante esta opción en apariencia fantástica, hay que pensarlo bien: hoy un empleo fijo puede suponer tener –innecesariamente- todos los huevos en la misma cesta… Es decir: un empleo fijo es más vulnerable que el multiempleo; sería mucha casualidad que te pusieran en la calle el mismo día, en todos tus empleos a tiempo parcial.
3. Quieres hacer un cambio de carrera. Es obvio que en este caso, antes o después tendrás que dejar tu actual empleo para dedicarte de lleno a tu nueva ocupación. Sin embargo no suele ser una buena opción dar este paso bruscamente. En cambios de carrera los casos de éxito suelen ser aquellos en que se planifica un período de transición, que normalmente consiste en formarse e iniciarse en un nuevo trabajo… mientras me desenvuelvo en mi actual empleo. Por supuesto que esto supone un sacrificio en tiempo discrecional para la familia, amigos, aficiones, etc., pero es una fórmula más efectiva y menos arriesgada que el cambio súbito de la profesión “A” a la profesión “B”.
4. Quieres crear una empresa. Habría que tener en cuenta todo lo dicho en el punto anterior. Pero antes de tomar definitivamente la decisión de abandonar el mundo del empleo, asegúrate de que ser empresario es realmente lo que quieres ser. Es un camino maravilloso y lleno de ricas y poéticas curiosidades, pero no es para todo el mundo. Si esta es la opción que estás contemplando, decir también que como norma, al dejar un empleo es mejor hacerlo por un fuerte deseo de “caminar hacia” otros derroteros… que por las ganas que se tienen de “huir de” la actual ocupación.
En esta breve lista de circunstancias que pueden concurrir en las razones para dejar un empleo, no hemos mencionado por obvias el caso de enfermedad, o la imperiosa necesidad de traslado a otra localidad (para mantener la unidad familiar, ampliar horizontes, trabajar en el extranjero, etc.). Es decir: casos en que las razones a favor de dejar un empleo son tan poderosas, que no hay nada que pensar.
¿Se te ocurre de alguna otra circunstancia que haga compleja la decisión de abandonar o no mi empleo actual?
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