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Learning Organizations (I): ¿Cómo es una organización que aprende?

Peter Senge, quien popularizó las Learning Organizations en su libro “La Quinta Disciplina”, las describió como lugares “donde la gente amplía continuamente su capacidad de crear los resultados que realmente desea, donde se nutren nuevos y más elevados patrones de pensamiento, donde se libera la aspiración colectiva de crear, y donde la gente está continuamente aprendiendo a aprender juntos.

Una organización no mejora, si primero no aprende algo nuevo. Cuando las personas y las organizaciones no aprenden, se limitan a repetir viejas prácticas. En estos casos el cambio –si lo hay- es siempre superficial o solo aparente, y las mejoras (de haberlas) se producen por razones fortuitas… y siempre duran poco. Pero una cosa es fomentar el aprendizaje, y algo muy diferente es convertirse en una organización que aprende. Lo primero es relativamente sencillo; lo segundo más complicado… pero también mucho más eficaz.

Convertirse en una organización que aprende proporciona una importante ventaja competitiva: sea cual sea su objeto social, esta clase de organizaciones están más preparadas para competir, su imagen de marca goza de un prestigio difícil de superar, y atraen y consiguen retener a los profesionales con mayor talento.

Vistas las ventajas se diría que todas las empresas deberían intentarlo. En realidad muchas lo hacen pero pocas lo consiguen. Sin embargo las organizaciones líderes del sector de la energía, las finanzas, la alimentación, la tecnología, la perfumería y cosmética, el automóvil, los medios de comunicación, etc.… tienen en común unos principios sólidos característicos, valores muy arraigados… y sobretodo la habilidad de aprender de manera constante, para conseguir pensar y actuar siempre por delante de sus competidores.

Una elemento clave de las verdaderas Learning Organizations, las que de verdad pueden llevar tal nombre, es que se han convertido en expertas en traducir los nuevos conocimientos en nuevas maneras de comportarse. Estas empresas gestionan activamente el proceso de aprendizaje para asegurar que lo que se logra es por designio y no por casualidad. Llevan a cabo, en definitiva, políticas y prácticas distintivas y que son las responsables de su éxito.

Las organizaciones que aprenden crean mercados sin parar, imaginan nuevas maneras de llegar a sus clientes, lanzan nuevos productos… no paran de encontrar fórmulas de aportar más valor añadido… Y nunca ponen en peligro la ventaja competitiva que tanto les ha costado conseguir… dejando que otros concurrentes piensen y actúen con mayor acierto, y más deprisa que ellas…

Pero para convertirse en una empresa que aprende y mantenerse así, se requiere mucho trabajo, dedicación, tiempo, energía y recursos. Muchas no lo consiguen porque sus tentativas quedan aplastadas bajo las presiones del día a día, por la falta de habilidad de perseverar, la carencia de convicción y de apoyo por parte de la alta dirección, o la escasa fuerza de voluntad para realmente implicarse en lo que ello comporta. Y sin embargo y a pesar de estos y otros obstáculos, algunas organizaciones no han parado de aprender durante años y años… y siguen aferradas a este enfoque sin cuestionárselo… Sus éxitos, son un gran ejemplo de la importancia del aprendizaje continuo para conseguir organizaciones viables a largo plazo…

El Dr.Warren Wilhelm apunta que en este tipo de organización, las personas que la componen están aprendiendo constantemente de cualquier cosa que hacen. Utilizan su propia experiencia y la de los demás para mejorar continuamente lo que ofrecen. Aprenden de sus éxitos y de sus fracasos. El aprendizaje continuo se promueve de manera sistemática desde el núcleo esencial de las infraestructuras de la organización. La alta dirección, y también los altos responsables de operaciones ensalzan el aprendizaje como valor destacado en la empresa, y para ello es tutelado, impulsado y modelado de manera persistente por sus más altos estamentos.

En la mente de los miembros de la organización que aprende no existe ninguna duda de que el aprendizaje continuo es lo que se espera de ellos… y de que el aprendizaje siempre es recompensado, ya sea vía reconocimiento público o privado, promociones, oportunidades de crecimiento profesional, o económicamente… Y por el contrario nadie duda en la organización que aprende, de que las personas que no aprenden serán cesadas de sus puestos de trabajo.

En estas empresas la comunicación entre la gente es extensa y abierta, y está asumido por todos que el conocimiento hay que compartirlo. Los propios directivos hacen constantes demostraciones de que aprenden sin parar, explicando lo que aprenden.

 

¿Crees que estas ideas son aplicables a tu vida profesional?

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