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¡No te reinventes por favor!

Hace poco tuve una conversación con una amiga de hondas percepciones, y convinimos enseguida en una cosa: es mejor que no te reinventes… o por lo menos es mejor no hacerlo, en la acepción más generalizada de la palabra “reinventarse”.

Algunas palabras tienen un gran poder, y rápidamente calan en la sociedad; y “reinventarse” es una de ellas… Sin embargo el significado que se le da, a veces no tiene nada que ver con el que quisieron darle los que empezaron a usarla… El otro día leí lo siguiente: “Reinventarse es una palabra que implica un giro de 180 grados a fin de cambiar algo de manera total generando algo totalmente nuevo, renovado. Todo evoluciona y cambia, entonces ¿Por qué no puedes hacerlo tú?”

Si para encontrar empleo, entenderme con mi pareja o ser más feliz tengo que hacer esto, entonces apaga y vámonos. Porque ¿puede una persona cambiarse “de manera total, generando algo totalmente nuevo”? La respuesta taxativa y sin apelaciones es NO. Y sin embargo a fuerza de escucharlo nos creemos en la obligación de intentarlo, para aumentar nuestra “empleabilidad”; y cuando nos ponemos por la labor nos deprimimos, porque nos parece una tarea de titanes. En realidad lo es, porque no es posible.

El ser humano no es capaz de convertirse en un transformer, y pasar del formato camión a gigante semihumano como los protagonistas de la película Transformers. Si que tiene el poder que le confiere su libre albedrío, de practicar ciertas conductas en las que si intenta mejorar de manera habitual, le harán tomar mejores decisiones, o decidirse por objetivos más interesantes, o gestionar mejor su tiempo, o relacionarse mejor con los demás, o gestionar mejor el estrés… Pero una persona no puede cambiar de forma notable la impronta de sus dominancias cerebrales –maneras predilectas de enfocar la vida-, fruto de su código genético y de sus primeras experiencias. Hay individuos introvertidos o extrovertidos, rígidos o muy abiertos, sociables o solitarios, estables o inestables, concienzudos o los que van más a bulto… Y en estas facetas lo que uno es, no se cambia así como así. (Ver: Las pautas para reinventarse, según el psiquiatra Luis Rojas Marcos).

Por lo que sabemos hoy de lo que una persona es, intentar mejorar en habilidades personales, y esforzarse un poco por conocer más a fondo nuestras dominancias cerebrales, parece más útil y factible que reinventarse. La pregunta clave es: ¿para qué sirvo y en qué puedo mejorar? Y a continuación busca el lugar en que ‘tú’ puedas ser ‘tú’ mismo. No otra persona totalmente nueva. Esto es posible, y si lo consigues, tu vida laboral será más productiva, satisfactoria y feliz. Procuraremos dar pistas de cómo hacer esto en un próximo post… pero de momento te será práctico ir poniendo en un papel las respuestas que se te ocurran a esta pregunta crucial… ¿para qué sirvo y en qué puedo mejorar?



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