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¿Padeces el síndrome del “arreglamundos”? (Yo sí)

El síndrome del “arreglamundos” nos ataca a las personas cuando la realidad cambia muy rápidamente a nuestro alrededor. Desde el punto de vista racional, lo que tocaría hacer es adaptarse y ya está. Pero somos todo menos racionales… y por esto, en vez de actuar racionalmente, nos comportamos de acuerdo a los dictados de este curioso síndrome, que nos induce a hacer lo siguiente –más o menos en este orden-:

1. Negar que lo que ha cambiado ha cambiado. Quizás en algún momento de lucidez pensamos o decimos: “¡esto ha cambiado!”… Pero nuestro comportamiento sigue siendo el mismo de siempre, como si nada hubiera cambiado. Puesto que lo que hacíamos en el pasado nos funcionaba, seguimos haciendo exactamente lo mismo en el presente… sin atinar en que hacer lo mismo, ahora, no conduce a nada.

2. Puesto que lo que hacemos ahora no conduce a nada, no nos aporta nada, y no conseguimos nada (de lo que esperamos conseguir)… nuestra frustración nos lleva a buscar culpables… Lo cual es un juego completamente inútil porque aun suponiendo que los haya, el cambio ya ha ocurrido, y nada va a hacer que el pasado vuelva… Sin embargo insistimos en buscar culpables y por supuesto los encontramos… y ¡muchos!. Actualmente nuestros culpables preferidos son los políticos, los gobernantes, la banca, los ricos y los economistas… si bien hay quien amplía el abanico de causantes de su tragedia, a la pareja, la suegra, el jefe, los hijos, o los amigos…

3. Una vez tenemos localizados a los “culpables”, el síndrome nos lleva a gastar una cantidad enorme de energía a criticarlos, energía que estaría mucho mejor invertida en asumir el cambio, y en aprovechar las oportunidades que nos brinda. Sin embargo nosotros erre que erre contra los culpables: con razón o sin ella los dejamos a caldo, primero mentalmente, luego de palabra, y si pudiéramos, a más de uno le tiraríamos un tomate si se presentara la ocasión.

4. Y ahora es cuando nos dedicamos a hacer lo que el nombre del síndrome sugiere: “arreglar el mundo”. Puesto que toda esta ristra de culpables es la causante de nuestros ‘supuestos’ males (desde que el mundo es mundo las cosas no han dejado de cambiar… y ojalá siga siendo así porque sino moriremos de aburrimiento…), ahora la tarea es pensar en cosas que nuestros “verdugos” habrían podido hacer y no han hecho… y a explicarlas y/o escribirlas por doquier. El hecho de que no tengamos ni idea (porque nuestra profesión o condición son otros) de lo que es ser gobernante, rico/o, suegro/a o jefe… nos importa un soberano comino; nosotros lo sabemos todo, y los culpables nada. Así es que nos vamos a dedicar a “enseñarles”… o al acoso y derribo… (para que luego llegue otro “culpable” que hará más o menos lo mismo…)…

Llegados a este punto hay tres categorías de personas:

  • Las que nos acaba divirtiendo este curioso síndrome… y ya no lo abandonamos por el resto de nuestras vidas (es comprensible: proporciona un cierto sentido de superioridad con respecto al resto de los mortales “pasivos” –dice el “arreglamundos” inveterado-…)…
  • Las que se dan cuenta de que se trata de un síndrome engañoso, que tiende a propiciar un enorme derroche de tiempo y fuerzas físicas y mentales… Fuerzas que podríamos destinar a afrontar inteligentemente el cambio, con el fin de adaptarnos para mejorar nuestras vidas y las de los demás…
  • Las que viven a caballo entre las anteriores categorías a) y b). Estas personas somos probablemente la mayoría…

Y por supuesto, la pregunta del millón es: ¿con cuál de estas tres categorías de personas te identificas más?

Image credit: Cole123RF / 123RF Foto de archivo

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