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No es fácil engañar a nuestro cerebro

Por todas partes hay objetos que pueden parecer una cara. Sin embargo, un cerebro humano normal casi nunca confundirá estos objetos con una cara real.

Pawan Sinha, profesor de ciencias cognitivas y del cerebro del MIT (Massachusetts Institute of Technology), ha revelado en un reciente estudio la actividad cerebral que subyace bajo

nuestra habilidad para hacer esta distinción. En el hemisferio izquierdo del cerebro, en un área hace tiempo asociada al ”reconocimiento facial”, se calcula cuidadosamente que tan parecida es una imagen a una cara.  Sin embargo parece que entonces es el hemisferio derecho quien utiliza esta información para tomar una rápida y categórica decisión, respecto a si ese objeto es realmente una cara humana o no.

Esta distribución del trabajo es uno de los primeros ejemplos notorios del distinto papel que juegan el hemisferio cerebral derecho y el izquierdo, si bien ya se ha constatado el mismo fenómeno en el uso del lenguaje y la percepción espacial.

Para constatar este hecho, los investigadores crearon un continuum de imágenes oscilando desde aquellas que no se parecían en nada a una cara, hasta las que representaban caras de verdad. Luego, utilizando Resonancia Magnética Funcional, escanearon los cerebros de las personas que participaban en la investigación mientras trataban de categorizar estas imágenes. Inesperadamente, los científicos encontraron diferente patrones de actividad en cada lado del cerebro de estos individuos.

Por otra parte se comprobó que la activación de cierta área del hemisferio izquierdo tuvo lugar dos segundos antes que la del hemisferio derecho, lo que parece confirmar la hipótesis de que una parte del cerebro trabaja en primer lugar, para pasar después información a la otra.

El equipo de investigación espera obtener en el futuro una nueva y más sólida prueba de esta relación temporal entre los hemisferios cerebrales, utilizando dos nuevas tecnologías: la EEG (electroencefalografía) o la MEG (magnetoencefalografía).

Adaptado de: MITnews



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